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lunes, 23 de abril de 2012

San Jorge y el Dragón

El 23 de Mayo, día del libro, trabajamos en Infantil el cuento de San Jorge y el dragón, a partir de cuya historia se extiende la costumbre de regalar una rosa cada 23 de Mayo.
La sabiduría popular cuenta que en tierras de Montblanc vivía un dragón muy glotón que con su apetito insaciable arrasaba con todo lo que encontraba por delante.
Los habitantes del pueblo decidieron reunirse un día al castillo del rey y acordar una solución que resolviese las destrozas y perdidas en la ganadería de la zona.
Después de una reunión que duró horas y horas acordaron un método que solucionaría de raíz la hambruna de ese dragón: se seleccionaría una vez al día, y por azar, una persona entre todo el pueblo para ser servido al dragón como plato de comida. El seleccionado se presentaría a la cueva del dragón y tras anunciar su presencia se ofrecería voluntariamente a las fauces de esta criatura. De esta manera, el dragón dejaría de arrasar las cosechas y comerse las reses de los granjeros al encontrar comida preparada en su puerta.
El método funcionó durante meses. Cada día, el rey sacaba un papelito y hacía anunciar al pregonero el nombre la persona desafortunada. Hasta que un día el pregonero anunció el nombre de la princesa. Se produjo una gran conmoción entre todos los habitantes al conocer la noticia. Centenares de campesinos se ofrecieron como alternativa a la princesa, pero ésta, como buena ciudadana, aceptó su responsabilidad y se presentó a la cueva del dragón. Una vez allí, se presentó a la enorme criatura. Justo en el momento en que éste cerraba sus grandes fauces apareció un opuesto caballero: San Jorge. El osado joven sacó una enorme espalda y entabló batalla con el monstruo para evitar que devorase a la mujer más bella que había visto jamás. El caballero San Jorge presentaba unas habilidades extraordinarias en el arte de la lucha con espada. Estas habilidades le ayudaron para acabar con el dragón con un golpe. Del cuello del dragón empezó a brotar un río de sangre brillante montaña abajo. Y de esa sangre empezaron a nacer decenas y decenas de rosas. En ese momento la princesa quiso abalanzarse sobre el opuesto caballero para agradecerle dicha hazaña, pero San Jorge, antes que la muchacha pudiera darle un gran beso, recogió una rosa del río de sangre y se la entregó como muestra de amor y respeto.